Siento haber tardado tanto en volver a escribir, pero estaba de vacaciones. Aquí va el segundo capitulo de mi libro.
Capítulo 2.
Llegué a casa y mi madre todavia estaba en el trabajo, aproveche para hacer todas mis tareas y asi no pensar en Cam. Cuando hube terminado me quedé pensando en el trabajo de Astronomia, habia que entregarlo en dos semanas y si queria tener buena nota deberia empezar ya, además contaba un cincuenta por cien de la nota y no estaba dispuesta a permitir que un estúpido, egocentrico y demasiado apuesto chico nuevo me hiciera suspender. Me fijé por primera vez en los números de mi brazo, Cam tenia una caligrafía exquisita y eso que solo estaba mirando los números, parecian escritos con pluma, eran afilados, delicados y elegantes. Finalmente decidí llamar, cogi el movil y marqué…
-¿Si?- me lo cogió al primer tono.
-Cam, soy Shelly, ya sabes para que llamo.
-Pensaba que no llamarias nunca preciosidad.
-Deja de llamarme de esa manera ¿entendido?
-Ja ja ja, tranquila cuando me lo pidas como es debido dejaré de llamarte así. Pero ahora hablemos del trabajo, te diré cuando empezaremos mañana en cuanto nos veamos, adiós preciosidad.- colgó.
Para eso le llamé, para que se metiera un poco conmigo y me colgara, esta vez se iba a enterar de quien era yo.
Mi madre entró como un huracan en casa, estaba empapada de pies a cabeza por una inesperada lluvia. Puso cara dubutatiba al verme mirar con cara asesina mi movil, pero no hizo ninguna pregunta, cosa que agradecí, me dió un beso en la frente y subió a su habitación a cambiarse. Mientras la esperaba me asomé a la ventana a ver la lluvia, seria una de las últimas veces que la viera porque se acercaba el verano, observar como caia cada gota como si el tiempo se parase conseguía tranquilizarme mucho y ese dia lo necesitaba. Mi madre bajó con su pijama de pollitos color amarillo y me sugirió que fuera a ponerme el mio. Subí a mi habitacion y me puse mi pijama de vaquitas morado, antes de bajar dejé el movil en la mesita y le dediqué una última mirada asesina.
Mi madre no era muy buena cocinera, siempre me habia dicho que era mi padre el que cocinaba deliciosos manjares cuando eran jóvenes, pero ahora tenia que ayudarla yo para que no se quemara toda la casa. A mi madre le dolia hablar de mi padre, pero siempre se le dibujaba una sonrisa en la cara, decia que se parecia mucho a mí, que mi pelo rubio era casi identico al de él y que mis grandes ojos verdes cambiarian con el tiempo hasta tener el mismo verde que tenia mi padre. Esto lo aseguraba diciendo que a mi edad él los tenia exactamente del mismo color.
Cenamos pollo al horno con patatas fritas, mientras, mi madre, me hacia las típicas preguntas de como me habia ido el dia. Cené rápido, ayudé a mi madre a fregar los platos y subí a mi habitación. Me asomé por última vez a la ventana en ese dia para ver la lluvia transformada en tormenta de verano, cuando acrqué más la cara al cristal un rélampago me sobresaltó, pero no por estar muy cerca de mi casa sinó porque su forma, era la de un ángel en pleno vuelo, era algo que me hubiera gustado fotografiar. En ese momento me acordé del colgante que me había golpeado la cabeza esa mañana, me aparté de la ventana y cogí la cajita, la abrí y me quedé mirando el colgante, era realmente bonito, al final decidí ponermelo y me fui a dormir.
A la mañana siguiente me desperté de un salto, habia tenido una pesadilla, aunque no recordaba muy bien lo que ocurria, cuando intentaba visualizarla solo aparecian imagenes borrosas en mi cabeza así que decidí dejarlo estar. Me puse mis pantalones cortos vaqueros y una camiseta de tirantes algo escotada de color azul rey. Desayuné rápido y me fui a el instituto. Astronomia tocaba a última hora así que no tendria que verle la cara a Cam en toda la mañana, tal fué mi suerte que no lo vi ni en la cafeteria.
Entré de las primeras en clase de Astronomia y me senté, después de mí llegó Cam y se sentó a mi lado.
-Hola preciosidad- ni siquiera le respondí.
Me pasé toda la clase ignorándolo, intentando ni siquiera mirarle, cosa que me resultaba dificil ya que el ponia en marcha todos mis sentidos. Cuando sonó el timbre me levante corriendo y me fuí al servicio a vaciar el depósito, cuando salí de uno de los lavavos el estaba allí.
-Vaya hoy has pasado de mí- yo ya me esperaba que dijera algo asi.
-¿Y porque tendria que hacerte caso? No me interesas lo más mínimo.
-Entonces, ¿porque llamaste?- me miró fijamente con esos ojos grandes de un verde infinito, que lo único que desprendian en aquellos momentos era puro sexo.
Cam tenia la capacidad de hacer que todo mi cuerpo respondiera ante él, si no supiera que no es posible diria que eso no era humano.
-Porque el trabajo si que me interesa- me costó mucho responder ya que el estaba muy cerca de mi.
-Está bien entonces será mejor empezarlo- chocó su nariz con la mia y empezó a aproximarse a mis labios.
No podia moverme, estaba paralizada, queria salir de ahí pero mis labios deseban tocar los suyos, tan perfectos, tan espongoso. Cuando estaba a punto de rozar mis labios, se separó de mi, me guiñó un ojo y se fué, pero antes de cerrar la puerta habló.
-Esta tarde paso a recogerte- se marchó sin decir nada más.
Yo habia sido una tonta, iba a dejarle besarme y el lo sabia, ahora podria meterse aún más conmigo. Me continué maldiciendo todo el trayecto hasta casa y una vez llegué me di una ducha de agua fría. Cuando salí envuelta en una toalla oí que llamaban al timbre. Me puse unos pantalones cortos de cuero negro que tenia encima de la cama, una camiseta de tirantes de color blanco y una chaqueta corta de cuero negra. Bajé las escaleras corriendo y hasta el recibidor con el pelo empapado, no me habia dado tiempo a secármelo. Abrí la puerta y allí estaba el apoyado sobre el marco y con la cara de chulo a juego.
-Valla, ¿pretendes provocarme preciosidad? porque no te conviene.
-No pretendo nada contigo, es solo que me has pillado en la ducha.
-Suelo ser oportuno. ¿No vamos dentro?
-No, mejor vamos a la biblioteca- no me fiaba de el y no iba a entrar en mi casa- espero que no tengamos que hacer ningun trabajo más juntos.
-Ni yo, yo prefiero que hagamos otras cosas- sonrió maliciosamente cosa que acompañó con un guiño.
Hize caso omiso a lo que habia dicho, pero me detuve en seco al ver una monstruosa moto negra a lo lejos.
-¿No pensarás que vayamos en eso verdad?- mi mirada de terror le hizo gracia.
-No pienso ir a pié y prefiero las motos a los coches-me miró fijamente- ¿Esque tienes miedo princesa?
Le heché una mirada asesina y empezé a andar enfurruñada hacia la moto, cuando casi habia llegado miré hacia atrás, Cam habia desaparecido, de repente choqué contra algo, Cameron. Me quedé donde estaba, pensando en como habia llegado tan rápido y no me di cuenta de que tenia la cabeza apollada en el pecho de Cam y que el me tenia cogida por los brazos. Pronto hizo su observación sobre el tema.
-¿Piensas quedarte pegada a mi para siempre?- levanté la cabeza para mirarlo y enarcó una ceja- porque no me importaria.
Me aparté bruscamente inhalando su olor por el camino. Olía a lluvia, a tormenta, a brisa marina, a cascada situada en la parte más encerrada del mundo, si el cielo tuviera una fragancia sin duda sería aquella.
Cam me dió un casco negro, subió a la moto y puso el motor en marcha, luego me miró.
-¿Que ocurre cielo?
-¿No piensas ponerte un casco?
-Tranquila preciosidad no me pasará nada- sonrió complacido por mi pregunta.
-Me da igual lo que te pase, pero si te abres la cabeza yo no quiero cargar con el muerto- subí a la moto con mucha agilidad a pesar de su altura.
-Ja ja ja, soy inmortal cariño- me guiñó un ojo y aceleró. Empezaba a cansarme lo de que me lo guiñara tanto y sobretodo para burlarse de mi.
Salimos disparados y no pude evitar gritar, Cam estalló en carcajadas. Me agarré a su cintura como si me fuera la vida en ello, a Cam parecia divertirle mucho. Ibamos tan rápido que no sabia ni por que carretera ibamos pero cuando bajé lo descubrí.
Se apretaba tanto a mí que podia sentir el ritmo de su corazón, rápido, desbocado, con la adrenalina recorriendo cada una de sus venas.
-¡Esto no es la biblioteca! ¡Es un maldito descampado!- sentia como si el corazón se me fuera a salir del pecho.
-Bueno pensé que necesitavas un respiro así que te traje aquí.
-¡Pues no lo necesito vamos a hacer el trabajo o llévame a casa!
-Estás paranoica perdida gritando y roja como un tomate y todavía me dices que no necesitas un respiro. No voy a irme de aqui ahora, así que puedes hacer dos cosas, tumbarte conmigo a mirar las estrellas o gritarme mientras lo hago yo.
Me puse delante de el y me fui acercando poco a poco a su boca, cuando estaba a punto de besarle choqué mi hombro con el suyo y me tumbé alejada de el. Cam vino y se tumbó a mi lado.
-No estas relajándote- no podia mirarle, no si me encontraba con esos ojos de un verde infinito.
-No puedo contigo tan cerca de mi.
-Bueno siempre puedo ponerme mas…- no le dejé terminar la frase.
-Lejos, gracias.
Ignoró lo que le decia y se acercó mucho más, noté su mano en mi cintura, tenia medio cuerpo aplastado por su peso, por sus músculos, se fue acercando cada vez más hasta que sus labios empezaron a rozar los mios. En ese momento sonó mi movil y los dos nos levantamos de golpe.
-¿Mamá?- solo oia a una mujer despotricando.
-Shelly, gracias a los ángeles, ¿se puede saver donde estás?- mi madre tenia una extraña mania de agradecerselo todo a los ángeles y rezarles por las noches.
-En la biblioteca, ya iba hacia casa.
-Podrias haberme avisado o dejado una nota.
-Lo siento mamá no lo habia pensado.
-Bien- soltó un bufido- no tardes que es hora de cenar.
-Vale mamá, hasta luego.
Me di la vuelta y vi a Cam cruzado de brazos esperando a que terminara de hablar.
-Sube te llevaré a casa.
Bajé de la moto unas calles antes de llegar a mi casa por si mi madre estuviera mirando por la ventana, las motos la horrorizaban y no quería asustarla. Cam aparcó la moto y me acompañó todo el camino, cuando estaba a punto de poner las llaves en la cerradura se puso delante de mi impidiéndomelo, me agarró de la cintura, posesivo, y se acercó a mis labios. Esta vez no iba a dejar que creyera que me gustaba, le rodeé la cintura con un brazo y acabé de abrir la puerta, di una vuelta de manera que ahora yo estaba situada detrás de el y delante de mi puerta y entré en casa, cerre de un portazo. Después de una discusión acalorada con mi madre de lo preocupada que habia estado me fui a la cama sin cenar, de comida no era precisamente de lo que me sentia hambrienta, o al menos no de la calse de comida que se encontraba en mi casa.
Al dia siguiente después de una noche en vela por culpa de pesadillas que no lograba recordar me di un largo baño. No solia hacerlo pero faltaba una hora para que sonara mi despertador y no podia dormir. Una vez seca me hize una trenza francesa, me puse un pantalón corto blanco de chándal y una camistea de tirantes azul pastel, mas tarde me hize el desayuno y tambien preparé el de mi madre para llevárselo a la cama. Le hize su desayuno favorito, café puro con tostadas de mermelada de ciruela y subí las escaleras hacia su habitación con un ámplia sonrisa en la cara.
-Vaya, es mi cumpleaños- soltó una risa tan aguda que me hizo sonreir también.
-Muy graciosa.
Una vez nos despedimos me encaminé hacia mis clases, llegué bastante tranquila pero el nerviosismo se me hechó encima como un huracán al ver la monstruosa moto de Cam en el aparcamiento, esa moto que tan solo el dia anterior me había llevado a un descampado para luego devolverme a la seguridad de mi hogar. De repente temí que Cam pudiese haberse enfadado conmigo por darle con la puerta en las narices, pero deseché la idea ya que más enfadada tendría que estar yo por no llevarme al lugar al que habiamos acordado ir. Pero en un arrebato de intentar demostrar mi madurez me prometí a mi misma que hablariamos esto como adultos y le pediria educadamente que me deajara en paz. Entré en clase de Astronomia muy rápido y me senté al lado de Cam que no se dignó ni en mirarme, no me habia saludado con una de sus sonrisas de creido.
-Mala señal- pensé.
-Me gustaria hablar contigo después de clase.
-Como quieras- no hizo más preguntas al respecto, se limito a tomar apuntes y no abrió la boca en toda la calse.
Cuando ésta finalizó agarré a Cam del brazo y lo arrastré al lavabo de chicas.
-¿Que haces? ¿ Es que pretendes violarme, princesa?
-Eso es lo que a ti te gustaria, no se de que te quejas si has estado ya aquí y más de una vez. Necesito hablar contigo sobre ayer. Queria disculparme por haberte cerrado la puerta en las narices, no fué muy maduro por mi parte y también queria recordarte que la próxima vez que vayamos a hacer el trabajo vayamos a hacerlo en serio.
-Disculpas aceptadas cielo, ¿acaso temias que me hubiera enfadado contigo? ¿no te estrás enamorando de mi, verdad?…
-Porsupuesto que no- vociferé- solo queria ser educada con una persona normal.
-No soy una persona normal, conmigo debes tener algo más que educación- su sonrisa de creido volvió de inmediato.
Abrí la boca para rechistar pero Cam se fue acercando hacia mi y me quedé bloqueada.
-Esta tarde paso a por ti y acabamos el trabajo que empezamos.- me miraba directamente a los ojos, parecia saber que aquello me derretia de dentro hacia fuera.
-Mejor empezamos el trabajo de verdad- me guiñó un ojo y salió del lavabo detrás de mi.
Cuando llegué a casa me heché en el sofá, exausta.
«Me encontraba en un lugar desconocido, estaba todo demacrado, como si se hubiera producido una gran batalla. No sabia como habia llegado hasta alli, lo último que recordaba era estar tumbada en el sofá viendo como mi madre se metia una galleta grande con trozitos de chocolate entera en la boca, para luego salir por la puerta y decirme que volveria tarde. Había un chico enfrente de mi, alguien a quien conocia y no esperaba ver en aquel extraño lugar conmigo…»